Exequias del olvido


Desperté de este vacío inerte, tránsfuga de mis fantasmas. La boca seca de silencios y ojos llenos de esperanzas. 

Desperté frente a ti. Búsqueda estéril la inocencia y hoy estás ante mi sin que nadie te llamara. Dame tu mano, no me sueltes. Malvivir con tu ausencia tiene un alto precio difícil de costear a este lado del espejo. Luna tantas veces cuarteada por otros, rota con furia por estas manos colmadas de preguntas sin respuestas, desiertas de ternuras y caricias. 

Así me muestro siempre, la misma cara en este ciclo regular de fases. Nueva, con un débil resplandor de este mi lado más oscuro. Creciente en atardeceres. Llena de ilusiones. Menguante en sentimientos carentes de sentido por aquellos que ya nada aportan a mi lunación. Y de vez en vez, los eclipses. La sizigia de la nostalgia, cadena perpetua de mi ser.

Acompáñame. Enterremos juntas lo lejano. Demos tregua a nuestras almas, hoy unidas en simbiosis. Sepultemos el pasado con exequias del olvido.


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