Registros akáshicos


45 entradas y una sola salida




Busco y rebusco en la consciencia e inconsciencia de mi ser el sentido del alma errante que me habita cuando no me deshabita. Suicidas los tiempos en los que rastreo las evidencias y las dudas sin otorgar tregua ni piedad, abyecta con el pretérito y pétrea en un presente incierto sobre arenas movedizas. Escritura mecánica sanadora, sin lugar a dudas, si después de gangrenarse el ánima, uno desbrida o amputa la necrosis que afecta.  No sé si llegará la victoria en forma alada de Samotracia, sin brazos para entregarme ni cabeza para pensarte.

Sólo sé que si el aire se enrarece de azufres y los demonios frecuentan las estancias, me aferro al mantra que aleje sus vapores. No dejaré que envenenen la parte de mi que protege la inocencia. No someteré la voluntad a la exigencia diabólica de asumir un recuerdo como herencia genética para infundir el mal. No caeré en la trampa de los gritos ni dicterios. No impondré condena a tus ojos de bajar sus férreas defensas. El filo del cuchillo no rozará la palidez extrema de tu piel... 

Asumir la violencia no es parte de mis fracasos, por mucha frustración que una carga en los hombros de la memoria atávica. Pese a todo, siempre estará la nada. El vacío infinito de un dolor no descrito, si llega el día que renuncio a ti. Un apunte más con sabor a sal, la tinta de las lágrimas, en los registros akáshicos de este destino incierto encadenado a las huellas de la soledad.











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