Pantomima



Cien años de maldad saben a poco en el paladar numantino hambriento de probidad.

Eres experta en quitar hierro al códice del lamento que desató la anemia de tu credulidad desarmada.

Malvives el amor aferrada al maná de una misma pluma volátil que comparte parásito externo en un ángel salvador, un arcángel de ala triste y un tonto que dice escuchar a dios entre fuegos de aquelarre. El lenguaje evidencial o probatorio no está al alcance, o tal vez sí, de tu anárquica pericia en esquivar los bultos.

Patética en tu propia confusión de no querer volar y, sin embargo, extasias la mirada cuando los burros vuelan.

Inmersa bajo el peso muerto de la pantomima.



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