Banda sonora

La música forma parte de mi desde siempre. Añoro cuando solía expresar con mi cuerpo todo aquello que llevaba dentro... danzad, danzad malditos... ya lo creo que dancé. Todavía hoy sigo permitiéndome algunos pasos de baile mientras cocino al ritmo de la música que selecciona mi hija. Las buenas costumbres no se perderán, le gusta cocinar, bailar y reírnos sin parar. Así quiero que me recuerde.

Todos tenemos canciones que nos hacen rememorar momentos, nos inspiran, nos permiten soñar e incluso nos representan.  La película de nuestra vida tiene banda sonora y esta es la mía:


Sin dudar este tema sería mi himno de vida. Siempre que la escucho me emociono y un escalofrío me recorre el cuerpo. Si pudiera elegir una canción de despedida me iría al otro mundo escuchando a Freddie Mercury y su The Show must go on.




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En el amor, Dulce Pontes con su Lágrima por las muchas que derramé en silencio.




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En los ojos de mi hija, la más bella melodía... Bendita tu luz





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En la amistad hallé la bella familia de corazón. He aprendido de mis  amigas "golgas" a confiar.  Ahora sé que no estoy sola. Friends will be friends...





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Querer ser independiente, autosuficiente y libre tiene un alto precio. Finalmente tan sólo eres un esclavo del trabajo. She works hard for the money...





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Me enamoré por primera vez con 24 años de un apuesto mozalbete que hoy es uno de mis mejores amigos. Un flechazo instantáneo que me hizo comprender que estas cosas pasan sin que uno las remedie. Who wants to live forever nos acompañó en la cassette de aquel Astra blanco que tanta historia se llevó al desguace. Si los coches hablaran... 





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A los 34, me enamoré por segunda vez. Esta vez no fue flechazo, más bien un navajazo certero. Un extraño patético invadió mi vida y terminé enamorada de un espejismo. Una gran mentira, un hombre que no era tal, una suplantación de identidad concebida para herir, no para amar. Como un mal presagio, esta canción, me persiguió a todas horas, en la vigilia y el sueño, un mensaje subliminal del más allá, una visión predecible de la realidad 
futura.





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Dicen que a la tercera va la vencida. Atendiendo a esa parte que anida en mi, en la que la esperanza no ceja ni los sueños se aniquilan, dejaré un espacio para llenar mi historia. Los soñadores incurables, los románticos de tarde en tarde, precisamos de la ilusión para seguir inspirando vida. Tuve suerte de reencontrarme contigo en esta vida. 

La noche oscura del alma...






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En mi banda sonora hay cabida para aquellas canciones que otros me dedicaron y que son importantes por lo que representan. Así era a los ojos del otro:

Para Alfonso, un buen chico al que rompí el corazón sin pretenderlo, fui una niña y una anciana, la inocencia perdida aflorando en unos ojos ávidos de ternura y el cansancio y la sapiencia de un destino marcado en las numerosas y profundas líneas de mis manos. A veces me pregunto que hubiera sido de mi vida si me hubiera enamorado de él. Vivía en otra ciudad, bastante distante a la mía en kilómetros. Tuvo la paciencia de enviarme cada semana, una cassette grabada por él con los mejores temas del jazz, su gran pasión. Intentó introducirme en sus gustos musicales y seducirme con un montón de regalos: el libro de los poemas de Neruda, Los puentes de Madison, 25 rosas por cada año de mi cumpleaños, cajitas de marfil... y toda clase de antigüedades, bien sabía de mi afición por todo lo arcaico. Hoy echo al fuego todas sus cartas, una a una voy quemándome a mi misma. Para renacer hay que morir primero y para morir hay que deshacerse del pasado y el presente. La chimenea del salón se asemeja a unos altos hornos, demasiada vida para arder en el infierno. No quiero dejar recuerdos ni misivas. La privacidad de mi vida me pertenece a mí y a las llamas de mi alma. Otra propuesta de matrimonio desestimada, denegar es mi destino. 
Yo fui su Shophisticated Lady...





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Conmigo aprendiste que no todos tenemos un precio... jamás acepté tus costosos regalos, ni tus billetes de avión con destino a las ciudades perdidas llenas de aventura y romanticismo que bien sabías eran mi debilidad... No conseguiste mi amor, ni mis caricias, por mucho empeño y dolares de dudosa procedencia que hubiera entre tus manos... Al final te rendiste a la evidencia de lo imposible con lágrimas en los ojos y la voz rota te despediste entonando "mi canción" como así te gustaba llamarla...




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Por un beso... y aún sigues aquí, bandido. Seguimos compartiendo risas, desgracias y alguna que otra botella de vino, cuando mi mala salud de hierro me lo permite, para seguir riéndonos de la vida a mandíbula batiente. 




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Reventar de deseo... no se pueden tomar los bailes como algo más por mucho dirty dancing y lambada que friccione la lámpara de los tres deseos... Nunca me he reído tanto.






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Estuve a punto de dejarlo todo por ti, incluso estuve en un tris de vencer la crisis del anillo y darte el si... Llámame cobarde en tu lengua. Tu es très jeune pour moi, mon oiseau, et ton poisson ne peut pas voler...



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Duele el corazón al saberte ausente... Seguirás estando en mi, a pesar de tu incapacidad para reconocer el cariño sincero sin más pretensión que el verte feliz. Más allá de tus dominios bárbaros existe el afecto incondicional que nada pide, ni reclama ni entiende de las palabras posesión, celos y egoísmo. Tú que eres tan proclive a pasar por el tamiz de la amargura el altruismo del amor y te dejas llevar por el rencor... No todos cargamos tintas para incidir sobre aquello que nos duele, existen otras formas de entender la vida muy distintas a la tuya... quizá te falta abrir tu mente y tus sentidos para aceptar aquello que tanto te asusta. Nos debemos un abrazo, un mirarnos a los ojos sin palabras... mucho fue lo que nos dimos mutuamente. La querencia existe y seguirá existiendo mal que nos pese...





No olvides que tu dolor también vive en cada esquina de mi alma.





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No hay ni habrá otro que me de su calor al cuerpo, el alma ya tenía espejo. Intento cumplir mis promesas. Soy insalubre, produzco graves efectos adversos coronarios. Hay que tomarme con moderación, ser un experto decantando para evitar el poso.




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Una de tantas que me dedicas casi a diario. ¿Quién dijo que uno no puede comunicarse con canciones? Amamos la buena música, tenemos gustos muy parecidos. En esta sección es un sacrilegio no mencionarte, Ramiro. Hemos intercambiado más canciones que cromos cuando fuimos niños. La chica de los ojos café sólo espera no desvelarte. Te echaré de menos.




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