Extraño patético

Triángulo poligonal o polígono industrial

 
El reloj biológico empezó a sonar con fuerza a pesar de no tener pareja estable y estar convencida de que es tarea harto difícil con un historial como el mío, encontrar un príncipe a mi medida. Besar sapos, si que he besado bastantes pero ninguno transmutó a infante.
 
Me embarqué en una búsqueda absurda. No buscaba el más guapo, el más inteligente o el más viril. No, yo buscaba un buen hombre. Y es así que cegada no sé si por las hormonas o mi ausencia de malicia, fui a caer en los brazos de alguien que resultó ser de todo menos bueno y hombre.
 
Un cobarde, un eterno adolescente incapaz de enfrentarse a sus miedos, pasados y presentes. Un maestro de las excusas para postergar decisiones y no enfrentar la realidad, ni asumir responsabilidades producto de sus propias acciones. A grandes rasgos, este es el hombre que elegí para procrear. Me arrepiento de mi error de percepción, significó hacerme daño a mi y sobre todo, y lo que me causa más aflicción, a mi hija.
 
Aquel que yo imaginé soltero, educado, amable y bueno. Resultó ser un sujeto con una pareja de más de veinte años de vida en común de la que nadie sabia nada. Un individuo con una amante de otros tantos años de compañía. La primera, anodina e insulsa. La segunda, una enajenada mental con aspecto de gimnasta de Alemania del Este que destrozó mis cervicales al enterarse que su macho sometido tenía ojos y esperma para otra fémina más.
 
Lo que en un principio imaginé dúo amoroso, resultó ser trio. Un triángulo escaleno sin lados ni ángulos iguales que evolucionó sin lógica matemática hacia un polígono. Polígono industrial que no geométrico.
 
A día de hoy, pasados los años pero no el calvario, sigo sin entender su actitud con la única persona inocente de toda esta rocambolesca historia; mi hija. Nunca he querido su dinero, ni su apellido. Mi única pretensión, tal vez demasiado idealista, fue su cariño sincero hacía su sangre. Lo único que conseguí fue una frase hiriente que retumba en mis oídos desde entonces: "Si la pones delante de mí, le haré daño". 
 
En todos estos años, ni una mención ni pregunta para saber de ella.  Sólo mensajes a altas horas de la noche, cansinos y repetitivos, rememorando algo que jamás debió ocurrir.
 
Sin él saberlo, ella le bautizó a la edad de cuatro años mientras jugaba distraídamente con sus juguetes y murmuró: "papá, el extraño patético".
 
 
 
 


Comentarios

  1. Qué claros y sinceros son tus relatos Mabel,duelen tanto transmiten que duelen.Solo ,te abrazo fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras Rosario. Gracias por este abrazo fuerte.

      Eliminar
  2. Nostálgico y desgarrador cómo suelen ser últimamente tus publicaciones. Una narración catársica excelente. En cuánto al "soltero, educado, amable y buen" padre, lo mejor que le pudo haber pasado a la niña es no haberle conocido ¿Para qué?
    Gracias por compartirlo.
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, Marybel. Es lo mejor que le puede pasar, visto lo visto. Sólo espero que algún día comprenda ella también que fue lo mejor, a pesar de sus muchas lágrimas derramadas.
      Gracias por comentar, compartir y tu fuerte abrazo.
      Un besazo.

      Eliminar
  3. Y digo yo, que si haces un agujero profundo, entierras todo eso, pones unas semillas, y si hay suerte y surge algo, le hablas con cariño, que dicen que es bueno para las plantas, será una ficción verosímil igual de hermosa y liberadora, y será creación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Javier cuando saque todos mis demonios, mis recovecos oscuros, mis fantasmas, mis miserias... no dudes que plantaré con cariño unas nuevas semillas pero primero, tengo que limpiar la tierra de las malas hierbas.
      Un besazo.

      Eliminar
    2. Ahora si!!! Mucho mejor que la B!! jajaja

      Eliminar
    3. Home bah!! Percha... y armario de tres cuerpos!! jajajaja

      Eliminar
  4. Buena idea, Javier¡¡¡ Algún caso como el que tú escribes, Mabel, tenemos todos más o menos cerca. Muy, muy escalofriantes algunos. Yo me río de las tonterías que dice alguna gente, que si la familia ideal, que si el matrimonio perfecto. Ni idea tienen. Ni idea. Pero, volviendo a tu escrito, creo que la protagonista se ha quedado con la mejor parte: la niña. Buscó el padre idóneo, pero encontró la niña, se quedó la niña. Un abrazo, Mabel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Familia ideal, matrimonio perfecto yo creo que únicamente en las películas y depende, que parece que últimamente ya optan por el realismo jajaja.
      No me cabe duda que este relato tiene el mejor final posible, una niña estupenda que da luz y alegría a mis días.
      Gracias por comentar Esther y por ese abrazo.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Si como dices el reloj biológico estaba apurando... quizás sólo apareció en tu vida para darte lo más valioso... tu hija.
    No parece que el sea buena influencia ni para sí mismo, así que está mejor lejos de vosotras... y buena idea la de Javier, enterrar y sacudir las manos.
    Muy valiente tu post, un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Mónica. Lo más valioso de mi vida, sin duda es ella.
      Un abrazo enorme.

      Eliminar
  6. No merece la pena sufrir, compadecete de él, bastante tiene con ser como es, y al final su consciencia le pasará factura. Disfruta de tu hija y procura ser feliz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Javi! Qué alegría verte por estos lares!! Tienes razón, no merece la pena sufrir. Sufrir, ya sufrí bastante durante unos cuántos años por esta historia. Lo mejor, me lo he quedado yo. Así que disfrutaré y procuraré ser feliz... qué no se diga que no lo intenté!!

      Eliminar
  7. Mabel, te dejé un comentario en Ultra... acá te dejo toda mi comprensión, mi apoyo y el afecto que me provocás, aunque no te conozca.
    Muy buena la descripción de la amante con su "aspecto de gimnasta de Alemania del Este"... creo, y con todo respeto, que más que un triángulo, agregando a esa loca, formaron un cuadrilátero.
    La vida está llenas de espinas, en me3dio de las cuales florecen rosas: tu hija.
    Abrazo superlativo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus bellas palabras, Mirella.
      jajajaja muy bueno lo del cuadrilátero... sólo te digo que una vez suena la campana lo mejor es echar a correr y no parar!!
      Tienes razón, yo tengo una de las más hermosas.
      Veo ese abrazo superlativo y le añado un beso enorme.

      Eliminar
  8. Imagínate por un momento que el tipo le hubiera dado apellidos, pensión alimenticia y esas cosas que la ley exige de los padres, y que cuando partisteis peras porque vistes de qué pie cojeaba, te hubiera estado exigiendo, no ya la patria potestad sobre tu hija, sino la guardia y custodia de la misma, poniendo en duda tu capacidad materna para su crianza. Esa sí que hubiera sido la historia interminable de un Juzgado a otro, y ahí sí que no te hubieras librado jamás de su presencia.

    Ni te imaginas la suerte que has tenido, así que míralo por ahí, que te estoy hablando con la voz de la experiencia.(ríome).

    Catártico, natural, vivencial, sincero y por tanto, productivo.
    Me ha gustado mucho.
    Comparto.
    Namasté.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No puedo imaginarlo porque nunca entró en mis planes. Sólo pretendía que sintiera un cariño sincero por ella, Visto lo visto, me hubiera ahorrado dolores de cabeza, cuello, espalda y corazón sometiéndome a una inseminación in vitro... No tengo remedio, yo y mis idealismos absurdos!!
      Gracias por tus palabras, Morgana.
      Un besazo.

      Eliminar

Publicar un comentario