Gritos de silencio

El silencio, mi refugio


No es fácil exteriorizar lo que uno siente. La afasia me imposibilita. Me obligo a hacerlo a través de las palabras mudas, estas que gritan mis secretos eternos. Mi alma necesita sanar, liberarla de toda presión.

Mi vida fue una película silente. Sin sonidos sincronizados, tan solo imágenes. Mi yo mudo, únicamente expresivo en mis ojos.

Callarse o hablar, todo un dilema. Muchos intentan aprovechar esos silencios, reducir a nada acontecimientos importantes, el crimen perfecto para ocultar cadaveres.

Todo eran gritos, abusos, desorden, caos. Sentarse a comer era un acto heroico de supervivencia. Comenzaba la función con el Lanzador de cubiertos, vasos, comida... y allí permanecías inmóvil como voluntario escogido entre el público, implorando mentalmente un fallo de puntería, sin redobles de tambores ni aplausos finales. Ocasión hubo de probar el tacto inquietante de un cuchillo jamonero sobre mi cuello desnudo. Duró minutos, los suficientes para retar con la mirada... esa que tanto perturba.

Condensar en el trago más amargo de ginebra y coctel de pastillas los primeros 15 años de tu vida. Apurarlo hasta el final, sin verter lágrimas. De aquélla ninguna brotaba de mi. No, no padecía el Sindrome de Riley-Day y tampoco hay ancestros judíos asquenacíes en mi familia, al menos yo no tengo conocimiento de ello. Mi madre me inculcó el mutismo, la sumisión y el sufrimiento estoico. Por aquel entonces, no debían estar muy arraigados en mi y esa fue mi respuesta subversiva, mi rebeldía pasiva adolescente.

Los 28 años restantes han sido a palo seco, no exentos de tormentos.

Esquilmé mi salud a fuerza de golpes, desdichas, sobrecarga emocional, responsabilidades autoimpuestas de toda índole y exceso laboral.


Deje de atacar mi amor propio, mi confianza y mi autoestima. Mi vulnerabilidad y desnudez. Antes de embutirse en las mallas prietas y el calzón superpuesto, cuestione su vida y agradezca a las deidades su maravillosa vida entre algodones. 










Comentarios

  1. Mierda. Me pegó mal, Isabel. Lo siento y como lector también lo vivo tan catártico que uno revive sus propias masacres cuando lee las ajenas ¿no? Y se queda pensando en esos asuntos del dolor, que de adultos miramos como zombies que se nos han mudado dentro, a rincones en los que casi no se puede explorar.

    El texto me gustó mucho, como te decía, porque logra lo verídico del grito, de ese grito que sale de las tripas y que a veces ni siquiera alcanzamos a escuchar nosotros mismos, porque no lo emitimos. Lo sentimos vibrando en la mitad del pecho y nada más.

    Para curarse de estas cosas no sirve Mastercard, pero a un buen teclado y hasta un teclado tocho y un word paginado o sin paginar, te aseguro que no hay con qué darles en cuestión de ayudar a sanar.

    Te abrazo contra mi corazón

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias +Gavrí Akhenazi. Abrázame con fuerza... porque es lo único que en estos momentos reconforta mi alma desnuda.

      Eliminar
    2. Dese por muy abrazada, entonces.

      Eliminar
  2. Que decir,Mabel sos muy valiente,me siento un pulga.Besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias +Rosario Vecino. Casualidades del destino "Valiente" es mi apellido real, pero dudo mucho que lo sea. Quizá fortaleza, es lo que aún me mantiene en pie.
      No te sientas pulga, Rosario. Nadie es más que nadie.
      Un beso grande.

      Eliminar
  3. Yo también te abrazo fuerte, Mabel, porque siento que no hay nada para comentar, sólo comprensión y afecto.
    Que el abrazo sea tan grande que cruce el océano.

    ResponderEliminar
  4. ¿Cuánta tristeza hay debajo de esa cara sonriente?
    Últimamente tus post tienen una carga emotiva tremenda; parecen como si estuvieran proyectando una película dramática. Es fácil intuir que su guión no fue escrito para entretener…y que todavía hay más… y que un sentimiento latente, obstinado, lucha por quedarse aunque tú luches por desprenderte de él. Tristeza, sin temor a equivocarme, es la única que nos muestra nuestra verdadera dimensión: somos ínfimos. Excelente.
    Por lo demás, me sumo a los demás comentaristas, hay días, es cierto, que los recuerdos se amotinan y se sublevan… pero recuerda, tú lo has dicho, somos adición y sustracción. Se vive y se convive con esas heridas hasta que el tiempo las hace formar parte de lo vivido, de lo pasado y de lo amado. Y se continúa…(siento haberme extendido jeje)
    Un abrazo muy muy pero que muy fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Marybel... como me conoces, sin haberme visto nunca. Si, todavía hay mucho más... Soy consciente de esa carga emotiva que voy soltando a pocos en mis post, es mi lucha obstinada contra el dolor que se instaló en mi alma y en mi cuerpo, en esta mala salud de hierro... ese que quiero doblegar y aunque suene arrogante, estoy convencida de vencer.
      Para pasar de página, hay que cerrar capítulos. Para cambiar de libro, hay que escribir finales.
      Puedes extenderte lo que quieras, será por pantalla!! jajaja
      Gracias por tus palabras y especialmente, tu abrazo.

      Eliminar
  5. Desde esa tristeza que reflejas y que me conmueve, déjame que la comparta contigo y te mande un abrazo tan fuerte como seas capaz de soportar. Besos, Mabel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Alfredo... no sabes cuanto necesito de ese tipo de abrazos.
      Un beso.

      Eliminar
  6. A veces la vida nos la pone muy complicada cuando niños y ciertamente hay heridas o fantasmas que nos van acompañar en nuestro tránsito y nos conviene ir pasando de la película silente a la realidad que grita para encontrar su cura.

    No es fácil porque (a mí me llego a pasar) a veces se termina por pasar de ser el violentado a violentar o abusar de los más débiles. Afortunadamente la luz toca el alma y uno comprende que debe ser responsable de su proceso de perdonar, perdonarse y sonreír desde esa misma alma que ya no finge que todo va bien, sino que cotidianamente se las arregla para que las cosas vayan bien porque se ha crecido y se ha decidido plantarle cara a todos esos episodios de horror, temor y cierta vergüenza.

    Un abrazo Mabel y gracias por compartir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, por pasar, comentar...y abrazarme +Gonzalo Reyes.

      Eliminar

  7. A veces me han dicho... cómo me gustaría escribir como tú, a lo que yo no tengo más remedio que contestar, mejor escribe como tú misma, porque para escribir como escribo yo, hay que vivir lo que he vivido yo y, francamente, no se lo aconsejo a nadie.

    Con eso quiero decirte que sin sufrimiento, nadie puede reconocer el valor de la alegría, del buen humor, de la ironía... incluso del sarcasmo ante la pena negra, así que a mí no me extraña nada, pero nada, que tu bagaje sea intensamente doloroso porque eres intensamente humana, intensamente lúdica, e intensamente aguda.

    Me ha gustado mucho el relato, pero mucho, y me ha emocionado que es de lo que se trata, de emocionar para bien o para mal, de provocar un sentimiento en el lector.

    Te doy la enhorabuena, querida, por ser capaz de mostrarte sin miedos.
    No te imaginas cómo te entiendo.

    Bravo Mabelleine.

    Comparto.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias +Morgana de Palacios por esa intensidad que me confieres. Ese "valor" para mostrarme os lo debo a ti y a +Gavrí Azhenazi. Si de algo estoy agradecida al 2013,annus horribilis, es de cruzar en mi destino personas como vosotros.
    Gracias por compartir.
    Abrazo y beso.

    ResponderEliminar
  9. Mabel, te entiendo perfectamente y admiro la capacidad que has tenido para desnudar tus emociones. Has conseguido que ese grito, al fin, encuentre salida a pesar de la afasia aprendida.
    Un abrazo cargado de muchos mimos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Maria del Mar Lana por tus palabras y abrazo.
      Un beso enorme.

      Eliminar
  10. Ay, Mabel, tu escrito me llega al corazón, viví durante 25 años así, hasta que "muté" y aprendí que del dolor sale el valor... Eres joven, bella como un sol, amarse a una misma, y alzar vuelo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Liliana por tus palabras, eso es lo que quiero...alzar el vuelo!
      Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario