Memorias Caninas


Pese al sugerente título de entrada, os aclaro que no se refiere a la actual situación precaria económica española, en general; ni la de mi ama, en particular. :)

Hola, me llamo Ella por capricho de mi nueva ama, en honor a su idolatrada Ella FitzGerald. Tengo 6 meses y hasta hace un par de días, vivía en un albergue canino.

Afortunadamente y gracias a mis dotes teatrales, conseguí camelar a mi nueva dueña. Hoy puedo decir con orgullo y satisfacción que tengo una familia y un hogar.

La primera vez que la vi, me refiero a mi dueña, yo tan solo llevaba un par de días en aquellas instalaciones. Estaba asustada de mi vida anterior, de acabar allí y sobre todo, de las terribles historias que contaban mis compañeros de jaula.

En los centros de acogida no hay mucho que hacer, así que nos entretenemos aullando, ladrando, rascando las pulgas, jugando con algún camarada amigo, e incluso en momentos demasiado aburridos, intentando morder nuestro propio rabo. También hay tiempo para contar nuestras vidas pasadas: dueños que fallecen y familiares que no saben que hacer con nosotros, brutales palizas, abandonos en carreteras... muchos de nosotros tenemos secuelas, cicatrices internas y externas de un pasado infeliz. La gente que trabaja en este albergue se desvive por nosotros. Nos muestran su cariño y afecto pero son conscientes, igual que nosotros, que aquello no es vida para un perro.

Nuestro día a día, consiste en esperar que alguien se interese por nosotros, se acerque lo suficiente para atraer su atención: unos buenos lametones, una angelical mirada, un alegre movimiento de cola... todo está permitido con tal de aspirar al calor de un hogar, de una familia, de un amo que nos quiera, nos atienda y se responsabilice de nosotros.

Nosotros prometemos animar vuestros días, llenaros de cariño, zalamerías, buenos momentos... envejecer junto a vosotros y ser vuestro mejor compañero de vida porque esa, esa si que, es la vida de un perro.

No me costó mucho engatusar a esta mujer. Se veía en sus ojos que quería llevarnos a todos pero sólo podía escoger a uno y ese uno, sólo podía ser yo.

Le prometí a mis compañeros que si conseguía salir, hablaría de ellos, contaría sus historias... allí las horas se hace eternas y merecen que la esperanza, los sueños que aún siguen teniendo, se cumplan antes de morir.

Os dejo, que si mi nueva ama descubre que puedo escribir, me pone a fabricar best sellers y... ¡adiós al anonimato!.

Por favor... ADOPTA ANIMALES DE ACOGIDA.



Comentarios