Duelo de egos por M.L Epifanía
Más mortal que las balas: las palabras.
En el otro extremo de la barra estaba Tom Nimblefingers, leyendo el diario local de aquel apestoso lugar que el consideraba su hogar. Se encargaba de escribir las crónicas. Algo que leyó, le hizo palidecer. Una nota a pie de su crónica, criticando el estilo de la misma, firmado por B.A.
Un sudor frio recorrió su cuerpo de norte a sur, este y oeste. La brújula se le disparó, apuntando insidiosa al este. Se volvió hacía esa dirección, justo donde se encontraba Bob.
-Hey amigo. Tengo entendido que es usted muy crítico y eso por aquí, no nos gusta. Dice que es usted licenciado y aquí, la única licencia que usamos es esta- señalando su revolver.
En ese mismo instante, Bob apoyaba su tercer vaso vacío. Sin volverse, ni apartar la vista del frente, tragó su sorbo.
-Tengamos la fiesta en paz. No quiero líos en mi local.- Bramó Kitty desde las escaleras.
De poco sirvieron las palabras de Kitty. En ese momento Bob farfulló algo, echando mano a su 45:
-Maldito mequetrefe, no todo el mundo puede escribir y menos un asno que no sabe distinguir una licenciatura de una licencia. Hoy, voy a hacer una buena obra por este pueblo.
Un ruido sordo enmudeció el local. Los proyectiles de ambos fueron certeros. Cayeron los dos cual soldados fulminados al suelo. Sometidos a una insoportable tensión de silencio...eterno.
-John llama al sepulturero, desde que editan el Daily Ordinary, está visto que es el único que hace caja en WordTown.- sentenció Kitty.
Bob Arrogance traspasó las puertas de acceso al saloon, con paso arrogante y decidido, calzado en sus botas, tres números más grandes. Tres era su número: tres las mujeres que amó, tres los hijos que dejó, tres las muescas en la culata de su colt, tres los hombres que mató. Fue directo a la barra para saciar su sed y con la voz seca, pidió un whisky. John Drink, le sirvió veloz uno. Bob, cogió el néctar de fuego y se lo bebió de un solo trago. Al acabar, golpeó bruscamente con el vaso la barra e hizo un gesto con la cabeza. John volvió a llenárselo. Repitió la acción. Tres, también eran los whiskys que solía tomar.En el otro extremo de la barra estaba Tom Nimblefingers, leyendo el diario local de aquel apestoso lugar que el consideraba su hogar. Se encargaba de escribir las crónicas. Algo que leyó, le hizo palidecer. Una nota a pie de su crónica, criticando el estilo de la misma, firmado por B.A.
Un sudor frio recorrió su cuerpo de norte a sur, este y oeste. La brújula se le disparó, apuntando insidiosa al este. Se volvió hacía esa dirección, justo donde se encontraba Bob.
-Hey amigo. Tengo entendido que es usted muy crítico y eso por aquí, no nos gusta. Dice que es usted licenciado y aquí, la única licencia que usamos es esta- señalando su revolver.
En ese mismo instante, Bob apoyaba su tercer vaso vacío. Sin volverse, ni apartar la vista del frente, tragó su sorbo.
-Tengamos la fiesta en paz. No quiero líos en mi local.- Bramó Kitty desde las escaleras.
De poco sirvieron las palabras de Kitty. En ese momento Bob farfulló algo, echando mano a su 45:
-Maldito mequetrefe, no todo el mundo puede escribir y menos un asno que no sabe distinguir una licenciatura de una licencia. Hoy, voy a hacer una buena obra por este pueblo.
Un ruido sordo enmudeció el local. Los proyectiles de ambos fueron certeros. Cayeron los dos cual soldados fulminados al suelo. Sometidos a una insoportable tensión de silencio...eterno.
-John llama al sepulturero, desde que editan el Daily Ordinary, está visto que es el único que hace caja en WordTown.- sentenció Kitty.
THE END.
Holaaaa!!! sólo decirte que estaré rondando tu blog. Un abrazo.
ResponderEliminarCómo me reí con los nombres que buscas...lo de M.L. Epifanía...para nota.
ResponderEliminarQué jodía gansa... jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Vengo de visita por primera vez, no ando con el tiempo que quisiera, pero lo que leí me gustó mucho.
ResponderEliminarAbrazo, Meibel (pronunciado al estilo far west)